A escasas horas para recibir un nuevo año, estamos pasando por una de la peores crisis sanitaria, donde el gobierno de turno con su gabinete de salud han adoptados medidas para reducir la tasa de contagio y desde que asumieron el poder en agosto del presente año se han ido reduciendo, pero ¿qué pasó después?
Muchos dirán que la economía no puede paralizarse, que el turismo es la fuente principal de ingresos, etcétera, etcétera, etcétera, todos argumentos válidos, pero no es aquí que radica el problema del incremento de contagio… al contrario debe fluir…
Muchos tratadistas de la psicología, en especial de la psicología social o de las masas han manifestado que el ser humano actúa en función de elementos inconscientes que influyen en el comportamiento individual, que a su vez incide en la colectividad.
De hecho el rol del psicólogo es traer a lo consciente, lo que está en lo inconsciente, accionamos y reaccionamos, movidos por esos pensamientos, deseos.
Que con los detonantes o estímulos adecuados sale a flote y ahí es que se dan las complicaciones, se observan fenómenos de incidencia de psicología social.
Como el Efecto espectador, donde el ser humano se queda paralizado, ante una tragedia de un semejante, en vez de socorrerlo o buscar ayuda.
habitantes de República Dominicana
Algo similar es lo que sucede con el accionar del ser humano, en nuestro caso de los habitantes de República Dominicana, ante esta crisis de salud y las medidas que toma el gobierno para enfrentar dicha crisis.
Es una disfunción de responsabilidad de cada individuo lo que sucede, que observan que cada vez hay más infectados, incluyendo sus familiares, allegados y se quedan insensibles y no aportan para evitar su contagio.
Más bien hacen todo lo contrario promoviendo su propagación, desobedecen el toque de queda, bebiendo sin ningún tipo de precaución y compartiendo con amigos y allegados.
Sin ningún tipo de distanciamiento, practicando actividades deportivas, como baloncestos, entrando al metro o autobús sin importar estar pegado, en vez de esperar otro metro o autobús.
Porque lo que le importa es su interés de llegar temprano a su jornada laboral, porque lo que le interesa es su empleo, y no que el otro se contagie, o sin pensar que pueden ser contagiado…
Pero en la mayoría de los casos, no es que quieran hacerlo, es que no están consciente de realizarlo, más bien el inconsciente colectivo que reacciona ante los diferentes estímulos de su entorno.
¨Si el otro no respeta, porque yo hacerlo¨.
No es cuestión de que se tenga un agente del orden para evitar esto, es que cada quien asuma su responsabilidad para cumplir con estas normativas, para así evitar de que se actúe como una especie de reacción en cadena.
Con esto no se está diciendo que independiente de las medidas que se adopten para su propagación por parte del estado no tendrá solución, no, no es eso lo que dice la ciencia, más bien es que por medio de acciones, que procuran tocar al inconsciente de cada individuo, que se puedan implementar por parte del estado u otros organismos para que se traigan a lo consciente de cada persona, lo que lo mueve a accionar de esa forma, como si nada le importara.
A este punto que cada quien nos corresponde responder las siguientes interrogantes al momento de actuar de forma que viole los protocolos de distanciamientos:
¿Vivo aislado de todo o soy parte del todo?
¿Mis acciones individuales pueden afectar a mis padres, esposa, esposos, etc.?
¿Se puede compartir guardando la distancia?
¿Por qué tengo que beber o compartir pegado como si no hubiese otra forma de hacerlo?
¿Soy un ente robótico que no le afectan las bacterias y virus?
Si cada individuo asume su responsabilidad, ¿no crees que podemos volver a la normalidad más rápido?
Y así pueden surgir tantas preguntas que se necesitarían alrededor de seis páginas solo de interrogantes.
En este sentido te exhorto a que te cuestiones y ponga en una balanza los pro y los contras en tu vida individual y de los tuyos de mantener esa irresponsabilidad en tus acciones, de cara a mitigar el contagio.
Es que la solución final no está en el estado, es en ti, en mí, en realizando pequeñas acciones que nos perimirán salir de la crisis.