En el artículo anterior se habló acerca de la importancia de acercar la ciencia de la psicología a la comunidad de tal manera que comprenda sus implicaciones y la necesidad de entenderla desde su propia realidad. Pues bien, hoy hablamos precisamente de aspectos básicos. Y es que en los últimos días me ha llegado constantemente un post en Facebook -mejor conocido como meme- en el que preguntan ¿cuál de estos psicólogos te atendió a ti? Y dentro de las opciones está una escoba, una chancla, una cuchara y un cinturón.
Pues bien, esta alusión chusca de lo que significa ser psicólogo dista de ser un representante fehaciente de nuestra realidad, aunque no por ello resulte inspirador.
Es preciso decir que la psicología es una ciencia porque tiene su propio objeto de estudio, esto es, se enfoca en determinado aspecto de la vida del hombre, se centra en él para describirlo, analizarlo y explicarlo: su objeto de estudio es la conducta y los procesos mentales. Hoy nos enfocamos en la conducta.
Entiéndase como aquella acción particular e individual que, al realizarse de manera repetida, se instala como un hábito; característica que la diferencia de lo que se entiende por “comportamiento” ya que éste consiste en un conjunto de conductas, es decir, un conjunto de acciones repetidas que se manifiestan en hábitos característicos de determinada persona.
Esto significa que cuando nos dicen ¡cambia tu comportamiento! Nos están diciendo que debemos cambiar todo en nosotros: ¡BÁLGAME SEMEJANTE PETICIÓN! Es imposible cambiar lo que somos y hacemos. En términos correctos, lo que se debería solicitar es modificar determinada conducta. Aquella conducta que causa mayor dificultad o más problemas en la interacción con los demás. Para comprenderlo mejor veamos la diferencia entre cambiar y modificar. La Real Academia Española los define respectivamente como “Convertir o mudar algo en otra cosa, frecuentemente su contraria” y “Transformar algo mudando alguna de sus características”.
En otras palabras, al pedir que cambien su comportamiento, les estamos exigiendo que hagan totalmente lo contrario a lo que están habituados a realizar y ¿cómo lo van a hacer si es lo único que conocen? Pero si se pide que modifiquen su conducta estamos pidiendo que transformen algo, una característica simple y sencilla que en efecto se pueda transformar. Recuperando la idea de que una conducta es una acción que se realiza de manera repetitiva, es mucho más fácil lograr el cometido.
Pongamos un ejemplo: El caso de un masculino que vive en alcoholismo y a quien su familia le pide que deje de tomar alcohol porque su enfermedad les ha traído muchos problemas y desgracias. Derivado de esta presión familiar, lo intenta pero no aguanta más que una semana, o incluso se va a jurar a la virgen – en el caso de México, van a la Basílica de Guadalupe- y durante el tiempo que dura el juramento logra abstenerse de beber, pero sólo está esperando a que termine este tiempo para que al siguiente día, tome todo lo que no tomo en ese periodo, presentándose otro efecto interesante: bebe alcohol incluso mucho más que antes -algunos dirían que es un efecto rebote-, agudizando los problemas que se esperaba se solucionaran al momento de cambiar su comportamiento ¿Por qué pasa esto?
Desde esta perspectiva, sucede porque el masculino es presionado por la familia para que deje de tomar alcohol, es decir, que cambie su comportamiento, un todo, un ser, una persona con una diversidad de hábitos que se centran en tomar alcohol, y ahora te preguntas ¿entonces que se debe hacer? Utilizar las palabras adecuadas, en vez de pedir que cambie su comportamiento, motivarlo a que modifique su conducta, ¿cuál? La de beber alcohol en determinadas cantidades. Ya lo dice la propia definición, se trata de transformar cierta característica, en este caso, la cantidad.
Así es que, de aquí en adelante cada vez que venga a ti esa necesidad imperiosa de pedirle a alguien que cambie su comportamiento recuerda, es más adecuado pedirle que modifique determinada conducta y en específico aclara qué característica es necesario modificar para mejorar. Aquí entra al juego el meme referido al inicio: Ni la escoba, ni la cuchara, el cinturón o la chancla tienen responsabilidad. Si buscas efectividad quédate pendiente de la información que te compartirá esta profesional de la salud mental.
Espero con gran expectación tus cometarios y dudas. Permíteme hablarte desde mi postura.
La contabilidad al igual que la Psicología entiéndase como aquella acción particular e individual que, al realizarse de manera repetida, se instala como un hábito; característica que la diferencia de lo que se entiende por “comportamiento” ya que éste consiste en un conjunto de conductas, es decir, un conjunto de acciones repetidas que se manifiestan en hábitos característicos de determinada persona.
Así mismo ocurren en las empresas, dando lugar al carácter repetitivos de los hechos los cuales encerramos y creamos a nivel contable en Cuentas, para registrar a través de estas todas las operaciones similares de la misma características que de manera histórica podemos ir evaluando su desarrollo y como han ido comportándose llamando Débito o crédito según su entrada o salida que aumenta o disminuye su balance, denominando a esta práctica como Cuenta T, y obteniendo de ellas los Estados Financieros: Estado de Situación y Estados de Ganancias o Pérdidas, Estado de Capital y Flujo de efectivo.