La alta competición deportiva pone a prueba los límites de la capacidad física humana, lo que combinado con la tenacidad en busca del triunfo han logrado llevar a esta actividad a su máxima expresión a lo largo de la historia.
Es en este medio tan disputado que la ciencia ha entrado a tallar con la intención de optimizar el rendimiento de los atletas, aunque en el mundo posmoderno eso sea tanto para bien como para mal, como sucede con los casos de doping o dopaje.
¿Qué es el doping?
En términos sencillos y de acuerdo a instituciones como el Comité Olímpico Internacional, el dopaje es el consumo de sustancias prohibidas o el empleo de métodos prohibidos para aumentar o mantener el rendimiento deportivo.
La Agencia Mundial Antidopaje (AMA) define el doping como la “aparición de una o más violaciones a las reglas antidopaje” que aparecen en su código. Estas infracciones se concentran en los siguientes ocho puntos:
Presencia de una sustancia prohibida o sus metabolitos o marcadores en la muestra obtenida de un atleta.
Uso o intención de uso de una sustancia prohibida o método prohibido por parte de un atleta.
Rechazar el suministro de una muestra o hacerlo sin una justificación convincente tras ser notificado, así como también simplemente evadir la toma de la muestra.
No estar disponible para las pruebas fuera de competición, incluyendo el dejar de presentar información sobre el paradero del deportista o la documentación que se requiera para las pruebas.
Manipulación o intento de manipulación a cualquier parte de un control de doping.
Posesión de sustancias prohibidas y métodos prohibidos.
Traficar o intentar traficar cualquier sustancia o método prohibido.
Administrar o intentar administrar a cualquier atleta, dentro o fuera de competencia, una sustancia o método prohibido. Cualquier tipo de complicidad en este acto también será castigada.
Quien desee comprobar la lista completa de sustancias y métodos ilegales para los deportes, puede hacerlo en el documento oficial de la AMA.